Andrés Suarez, 27 años cantando.
Mañana a las 22.00, en la sala Galileo Galilei, el cantautor gallego Andrés Suárez (Ferrol, 1983) presentará su último álbum, Cuando vuelva la marea, un disco que se cierra con un bonus track, grabado en directo, llamado Tengo 26, la canción más autobiográfica, y también una de las más duras, de este músico. «Por derecho tengo el lado bueno de tu espalda, suelo estar desafinado entre la gente, viajo más de lo que debo, debería beber menos, por favor no te vistas, no te vayas», cantará Suárez a sus seguidores pero, ¿qué piensa él de su propia creación?
«Es la más importante del disco, en ella cuento mi vida a una desconocida, el resumen de mi existencia en cuatro minutos, y me emociona siempre muchísimo cantarla, por eso la canto poco, me da vergüenza hacerlo», confesó hace unas semanas a G/U/CAMPUS.
También contó que llegó a Madrid «con nada», que tocaba en el metro y en los garitos en los que le dejaban, como Libertad 8. «Les debo mucho, siempre me recibieron muy bien», cuenta. A este gallego Madrid le parece una jungla y, sin embargo, es la ciudad que le está viendo llegar al éxito, abandonar el largo status de joven promesa y posicionarse como uno de los artistas de referencia del panorama musical.
Es, además, un férreo defensor de la música en directo, porque considera que es sólo en esos momentos cuando un cantautor es consciente de su capacidad para emocionar a los demás. «Si yo consigo eso, a mí ya me vale la pena todo lo demás», sostiene.
El disco cuenta con la colaboración de Pablo Milanés, que es, además, uno de los pilares musicales de Suárez. Cantan juntos en la canción Perdón por los bailes. «Es probable que yo mismo sea fruto de un baile agarrado de mis padres con una de las canciones de Milanes, Yolanda. Me ponían sus canciones cuando tenía 5 años, y que cante en mi disco es lo más importante que me ha pasado en mi carrera profesional, y también personalmente». En el álbum hay temas clásicos de Súarez, como Lo malo está en el aire.
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