La ropa nos ayuda a ser más felices

El pasado julio, en la última edición de la pasarela 080, Brain&Beast, la firma que integran los diseñadores Ángel Vilda, César Olivar y Verónica Raposo se hicieron con el premio a la mejor colección. La presidenta del jurado, Sara Azzone (directora del área de moda del Istituto Europeo di Design en Milán e íntima de Consuelo Castiglioni) destacó lo "luminoso y festivo" de una colección que, como sucede casi siempre en el universo de estos tres amigos, escondía algún que otro guiño insurrecto (las camisas y los pantalones hechos de kaffiyes, el pañuelo palestino, gustaron mucho) y sobre todo, destilaba humor a raudales.

La risa, un elemento natural en la literatura, el cine o la música, no suele frecuentar demasiado las pasarelas. De hecho, el tomarse demasiado en serio a sí misma es uno de los pecados que más se suelen reprochar a la moda.

No es el caso de esta firma barcelonesa que nació en 2017 "como una necesidad" y de manera "vocacional", explica Ángel. "Para nosotros es muy importante que el vestirse sea un acto lúdico. 

¡Creemos que la ropa debe ayudarnos a ser más felices! En nuestro trabajo hay un punto de ironía, detrás de cada prenda intentamos que haya una idea, que cuente algo... en ocasiones de manera ácida", añade. Esa acidez a la que se refiere se plasma tanto en su afición por subvertir el significado de iconos (en su colección para este invierno se han empleado a fondo con los personajes de Disney, estampando un Pluto sado en sudaderas) y por jugar con los símbolos, como el Smiley. Hacer desfilar juntos al novio de Paris Hilton y a un actor porno es, suponemos, otro juego.

Desde el nombre de la marca (que significa Cerebro y Bestia en inglés), la dualidad forma parte de Brain&Beast. "Entendemos que para que haya luz debe existir la sombra. Para entender el bien hay que compararlo con el mal; la definición de las cosas generalmente pasa por la existencia de un antagonismo", explica Ángel.

La cara B, la parte más racional de la marca, se refleja en la decisión que tomaron tras ganar el premio del 080, valorado en 20.000 euros: invertir el dinero en una tienda de dos plantas en el Born de 200 metros cuadrados. "Nos parece honesto que un premio público se haya invertido en crecer empresarialmente, de hecho ahora somos el doble de personas que hace seis meses. El 080 nos parece ahora mismo la apuesta de semana de la moda más coherente de este país, no podemos tener más que agradecimiento hacia ellos". 

A punto de abrir su segunda tienda y con puntos de venta repartidos por España, Taipei, Hong Kong, Nueva York, y Chicago, a finales de mes vuelven a subirse a la pasarela del 080. A ver qué han tramado esta vez.

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