Benzinho admira a Jessica Alba
Zinedine Zidane ha dejado la plaza vacante. Tratan de ocuparla Ribéry, Gourcuff y Benzema, aunque ninguno de los tres jugadores ha despuntado lo necesario para merecerse la corona del fútbol francés. El traspaso al Real Madrid del delantero beneficia la candidatura de Benzema. Ha influido Zidane en el traspaso, de modo que su protegido, argelino como él y depositario del número 10 con los bleus, tiene ahora la ocasión de consagrarse en España. No ha sido suficiente ganar cuatro ligas en un campeonato devaluado ni ha llegado a redondearse una verdadera trayectoria internacional.
PAPIN. Zidane aparte, la irrupción balompédica de Benzema le ha granjeado comparaciones recurrentes con Papin, cuyos galones y expediente patriótico no le impiden entregarse en una generosa e hiperbólica valoración: «Tiene la potencia de Ronaldo, la velocidad de Ronaldinho, la clase de Henry, el instinto de Trezeguet». Se trataría de un jugador perfecto, aunque la desmesura del retrato merece cotejarse con ciertos problemas de indolencia.
COMPLETO. Benzema lleva el número 10, pero es un nueve. O un nueve y medio, tal como lo ha definido el ex milanista Marco Simone. Quiere decirse que sus facultades de ariete versátil y de pegador en el área se compaginan con una notable visión de juego y con cierta audacia espacial. Es un excelente rematador de cabeza y le pega al balón con las dos piernas. Michel Platini lo define como un delantero letal.
BRASIL. Le gusta el rap. Tiene ocho hermanos y vive con sus padres. Se define como un tipo franco… y rencoroso. Admira por distintas razones a Robert de Niro y Jessica Alba, aunque su verdadero sueño consiste en vivir en Brasil. Por eso se ha inventado un apodo a medida, Benzinho.
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