No estaré mucho aquí.
Mou no va a cambiar porque le ha ido casi perfecto a lo largo de su carrera siendo como es. Como es, ha ganado 19 títulos en cuatro países y en menos de una década. Como es, ha sido elegido mejor entrenador de Europa y del mundo cuatro veces por la UEFA, tres veces por la IFFHS y una por la FIFA. Como es, todas las aficiones que tuvo le guardan lo siguiente a admiración. Como es, lleva como mínimo cuatro años consecutivos siendo el entrenador mejor pagado del mundo y acaba de rechazar una oferta de otra galaxia del Anzhi Majachkalá ruso.
Efectivamente, la vida de Mou ha sido y es casi perfecta. Pero la perfección no existe. Pese a que en el Real Madrid (y en Madrid) ha encontrado algunos motivos para sentirse más feliz incluso que en Londres o Milán, asumió desde hace ya bastantes meses que su estancia en el club blanco tenía fecha de caducidad. «No estaré mucho aquí», afirma cuando se le pregunta por el inaudito caso Ferguson. Mou no será el Fergie del Madrid. «Él es un entrenador muy especial en un club muy especial. En el Real Madrid es imposible que alguien lo consiga. Por varias razones: la prensa de aquí, la cultura deportiva de este país... son muy distintas a las de Inglaterra. Además, por las necesidades de títulos permanentes que tiene este club... No, no creo que ni me acerque. Me conformo con poder estar la cuarta parte de lo que Ferguson ha logrado en el Manchester». O sea, que en el mejor de los casos, Mou alcanzaría hasta las seis temporadas a los mandos del Real Madrid.
Por alusiones: 1. La prensa, es cierto, le apunta a la sien desde el momento en que llegó. 2. En España se sacan a pasear las palabras crisis y destitución a eso que un equipo patine tres partidos seguidos. Si es el Madrid, basta con dos veces. 3. Efectivamente, así es la educación con la que este club se ha criado. Ganar o muerte. Esta religión no le ha ido nada mal a lo largo de los años, pero también es verdad que queda en el aire qué habría pasado si la paciencia y la tranquilidad hubieran sido más fuertes en medio de las tentaciones históricas. Y desde los años 80 mucho peor a causa del auge hasta el poder de los medios de comunicación.
Mou tuvo palabras para la afición en dos direcciones: la primera fue para aplaudir porque llenara el estadio un domingo al mediodía. La segunda fue para criticar (no fue la primera vez) su frialdad con el equipo: «Si no llega a ser por los que animaban detrás de una portería el campo hubiera parecido vacío». Ésta es otra realidad histórica de la que se quejaron otros antes que él. Ninguno logró nunca nada en este sentido. La gente en su mayoría, no acude feliz al estadio; acude a ser feliz en el Bernabéu.
El gol del empate del Osasuna, provocó la queja de Mou que ya avisó el día del Olympique de Lyon: «Alguien debería aclarar qué hacer con las faltas que se sacan rápidamente. Lo que no nos vale a nosotros, a los demás sí».
Ángel di María se someterá hoy a pruebas para ver cuánto de grave es su, en principio, rotura de fibras. Hasta 13 jugadores se van con sus selecciones, y Mou apunta y dispara: «¿Por qué estos partidos no los hacen en Europa? ¿No son de preparación? ¿Por qué sacarlos del continente?».
Efectivamente, la vida de Mou ha sido y es casi perfecta. Pero la perfección no existe. Pese a que en el Real Madrid (y en Madrid) ha encontrado algunos motivos para sentirse más feliz incluso que en Londres o Milán, asumió desde hace ya bastantes meses que su estancia en el club blanco tenía fecha de caducidad. «No estaré mucho aquí», afirma cuando se le pregunta por el inaudito caso Ferguson. Mou no será el Fergie del Madrid. «Él es un entrenador muy especial en un club muy especial. En el Real Madrid es imposible que alguien lo consiga. Por varias razones: la prensa de aquí, la cultura deportiva de este país... son muy distintas a las de Inglaterra. Además, por las necesidades de títulos permanentes que tiene este club... No, no creo que ni me acerque. Me conformo con poder estar la cuarta parte de lo que Ferguson ha logrado en el Manchester». O sea, que en el mejor de los casos, Mou alcanzaría hasta las seis temporadas a los mandos del Real Madrid.
Por alusiones: 1. La prensa, es cierto, le apunta a la sien desde el momento en que llegó. 2. En España se sacan a pasear las palabras crisis y destitución a eso que un equipo patine tres partidos seguidos. Si es el Madrid, basta con dos veces. 3. Efectivamente, así es la educación con la que este club se ha criado. Ganar o muerte. Esta religión no le ha ido nada mal a lo largo de los años, pero también es verdad que queda en el aire qué habría pasado si la paciencia y la tranquilidad hubieran sido más fuertes en medio de las tentaciones históricas. Y desde los años 80 mucho peor a causa del auge hasta el poder de los medios de comunicación.
Mou tuvo palabras para la afición en dos direcciones: la primera fue para aplaudir porque llenara el estadio un domingo al mediodía. La segunda fue para criticar (no fue la primera vez) su frialdad con el equipo: «Si no llega a ser por los que animaban detrás de una portería el campo hubiera parecido vacío». Ésta es otra realidad histórica de la que se quejaron otros antes que él. Ninguno logró nunca nada en este sentido. La gente en su mayoría, no acude feliz al estadio; acude a ser feliz en el Bernabéu.
El gol del empate del Osasuna, provocó la queja de Mou que ya avisó el día del Olympique de Lyon: «Alguien debería aclarar qué hacer con las faltas que se sacan rápidamente. Lo que no nos vale a nosotros, a los demás sí».
Ángel di María se someterá hoy a pruebas para ver cuánto de grave es su, en principio, rotura de fibras. Hasta 13 jugadores se van con sus selecciones, y Mou apunta y dispara: «¿Por qué estos partidos no los hacen en Europa? ¿No son de preparación? ¿Por qué sacarlos del continente?».
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