El gaitero de oro
De los muchos millonarios que saldrán de Facebook tras su salida a Bolsa en los próximos meses, hay uno singular que nunca tuvo demasiado que ver con redes sociales ni con tecnología. Un friki a su manera, eso sí, pero lejos del tipo medio que trabaja en Palo Alto junto a Mark Zuckerberg y toda su cohorte. Es David Choe, un pintor, artista y grafitero de Los Ángeles que tuvo que enfrentarse con la elección del pájaro en mano o el ciento volando.
Contradiciendo el consejo de la abuela optó por lo menos seguro cuando Zuckerberg y el primer presidente de la empresa, Sean Parker, también fundador de Naspter, le preguntaron si prefería dinero por sus varios murales en dos de las sedes de la compañía, o un buen puñado de acciones, pese a menospreciar el modelo empresarial de lo que estaba viendo. «Es ridículo y sin sentido», llegó a decir pese a todo.
Choe optó por las acciones, que según lo cálculos iniciales, podrían estar valoradas en más de 200 millones de dólares, toda una fortuna para un artista que comenzó a trabajar para Facebook en 2005.
Además, gracias a eso ha logrado exposición a nivel mundial, pese a llevar unos cuantos trabajos a cuestas. Sus obras a base de spray le hicieron célebre en Silicon Valley, al sur de San Francisco, por la carga sexual del material. Dos años más tarde de aquello, el propio Zuckerberg le pidió algo más sencillo y menos colorista para sus nuevas oficinas, sin que por ello se olvidara de transportar la primera obra, que ahora luce de forma orgullosa en su sede de Palo Alto.
De hecho, su trabajo fue recreado en el set de la cinta de David Fincher La red social, retrato de Mark Zuckerberg y su creación en un dormitorio de la Universidad de Harvard. Antes, su particular «estilo sucio» comenzó a ganar relevancia en las calles de Los Ángeles, con las ballenas como protagonistas, y después en la carátula de uno de los discos de Jay Z, Collision Course, uno de sus grandes éxitos.
Además, pintó un retrato del entonces candidato a la Presidencia Barack Obama en 2008, un trabajo que fue usado por el bando demócrata para ganar votos, y que llegó a poder contemplarse en la Casa Blanca. Sus pinturas se han expuesto en Barcelona, Tokio y Nueva York, entre otras grandes urbes.
Choe, nacido en Los Ángeles en 1976, creció en uno de los barrios más diversos de la ciudad, Koreatown, hijo de inmigrantes coreanos reconvertidos al cristianismo. De ese ambiente extrajo el gusto por el grafiti, influenciado por los pioneros en el género como Mear One y Hex y marcado por los delitos en el barrio, como el robo de bicicletas del que fue víctima y del que terminó por vengarse con pintadas por las paredes.
Pese a criarse en esa área modesta de la ciudad y a ser partícipe del movimiento social de clases en el Los Ángeles de 1992, Choe ahora será un millonario precoz a los 35 años, un talento que a buen seguro seguirá dando de qué hablar.
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