Alfonso XIII era un putero
ALFONSO XIII. "Tuvo decenas de amantes ocasionales de toda condición; de algunas incluso concibió hijos naturales. Entre las más estables se citan una tal Melanie, parisina, que se trajo a Madrid, y la actriz Carmen Ruiz Moragas, a la que puso un chalecito. Con Carmen Ruiz Moragas tuvo dos hijos, chico y chica. El chico llegó a obtener el reconocimiento legal de su apellido Borbón después de un famoso proceso hace muy poco tiempo.
La debilidad por las cómicas parece consustancial a los Borbones. Alfonso XIII se encaprichó también de la conocida vedette Consuelo Portela, La Chelito, y de Celia Gámez, de la que incluso se dice que se la benefició en el propio Palacio Real. Y con la Bella Otero protagonizó una bella historia de sexo con matices de pasión desenfrenada. Mientras tanto, nuestro joven monarca Alfonso XIII se casó, en 1905, con una guapa y elegante sobrina de la reina Victoria de Inglaterra, Victoria Eugenia de Battenberg. La reina Victoria Eugenia transmitió tanto a su marido como a dos de sus hijos, el heredero de la corona española, su primogénito don Alfonso (nacido en 1907), y a don Gonzalo (nacido en 1914) la enfermedad que portaba, la hemofilia".
La debilidad por las cómicas parece consustancial a los Borbones. Alfonso XIII se encaprichó también de la conocida vedette Consuelo Portela, La Chelito, y de Celia Gámez, de la que incluso se dice que se la benefició en el propio Palacio Real. Y con la Bella Otero protagonizó una bella historia de sexo con matices de pasión desenfrenada. Mientras tanto, nuestro joven monarca Alfonso XIII se casó, en 1905, con una guapa y elegante sobrina de la reina Victoria de Inglaterra, Victoria Eugenia de Battenberg. La reina Victoria Eugenia transmitió tanto a su marido como a dos de sus hijos, el heredero de la corona española, su primogénito don Alfonso (nacido en 1907), y a don Gonzalo (nacido en 1914) la enfermedad que portaba, la hemofilia".
CÁNOVAS DEL CASTILLO. "A sus sesenta años contrajo matrimonio con una bella mujer de treinta, provocando la envidia y los comentarios maldicientes de sus coetáneos. El flechazo y la relación amorosa fue un escándalo en la corte. De lo más bonito que se dijo entonces fue que el político no tenía edad ni espíritu para mantener con dignidad aquella relación, pero él demostró que el verdadero amor y las muestras de cariño no son patrimonio exclusivo de la juventud. El matrimonio con la bella Joaquina de Osma, duquesa de Cánovas del Castillo, perduró hasta su muerte, aunque otras mujeres también habían ocupado su vida. Cánovas adoraba a su esposa, pero eso no impedía que el escritor y político malagueño se dejara halagar y admirar por las demás señoras. Como en una ocasión su mujer se lo reprochara, le dijo: "Mira, querida, yo siempre deseo serte fiel, pero todo tiene un límite, porque claro, un hombre que rechaza a una hembra con ganas de guerra, entiéndeme…". Doña Joaquina, alarmada, le pidió explicaciones y don Antonio se sinceró aún más diciendo: 'solo un hombre a lo largo de la historia ha despreciado a una mujer hermosa que se le insinuaba, el casto José de la Biblia'".
PRIMO DE RIVERA. "En 1928 mantuvo una relación sentimental con la señorita Mercedes Castellanos, Niní Castellanos, que fracasó. [...] La dictadura de Primo de Rivera, siniestra como todas, comenzaba a ser denominada como la 'dictadura alegre', por el espejismo de su aire brillante y dicharachero. El sexo volvía con menos tapujos, muriendo la virilidad tal como se entendía, mientras en el Teatro Circo Price se representaba La orgía dorada, una revista ligera de ropa que Primo de Rivera no quiso perderse por nada del mundo. Primo de Rivera se hizo célebre porque protagonizó el escándalo de la Caoba, la conocida mujer pública que había sido detenida por tráfico de drogas y a quien llamaban así por el color de su piel. Todo el mundo sabía que Primo de Rivera era un tertuliano pertinaz, y tan adicto a las casas de juego como a las casas de ventanas cerradas donde se expendía al amor fácil. De hecho, uno de los primeros actos del dictador fue ordenar al juez Prendes Pando que dejara en paz a la famosa Caoba, que era su amiga. Sobre los rumores de que también tuvo cierta relación con la artista Raquel Meller, sabemos lo que contaba Miguel de Zárraga en ABC".
PRÁXEDES MATEO SAGASTA. "Inició su vida política y sentimental en 1854 en Zamora, donde fue nombrado jefe de Obras Públicas. Allí conoció a la única mujer a la que estuvo unido a lo largo de su vida. Pero era una mujer casada. Ángel Ossorio cuenta que en sus primeros años, cuando vivió en Zamora, Sagasta se había unido a aquella mujer casada, Ángela Vidal Herrero, lo cual fue un hecho notorio porque la dama pertenecía a una de las familias más conocidas de la ciudad. Con la señora en cuestión Sagasta tuvo un hijo, nacido en 1851, José Mateo-Sagasta y Vidal, tronco de los condes de Torrecilla de Cameros, y una hija llamada Victoria Esperanza Mateo-Sagasta y Vidal, que falleció a los pocos meses de nacer, tras lo cual, recogió en adopción una nueva niña que fue bautizada con el mismo nombre que la anterior, a la que se le autorizó el uso del apellido Mateo-Sagasta y que posteriormente recibió el título de condesa de Sagasta, formando una familia extraña para la época, por la dificultad que existía para legitimar la situación. Solo pasados unos años, después de haber enviudado la señora, fue cuando pudo contraer matrimonio con Ángela Vidal, en Zamora, 33 años después de haberse conocido".
SERRANO SÚÑER. "Serrano se casó con Ramona (Zita) Polo. En 1942, comenzó a expandirse por Madrid un rumor que le atribuía la paternidad de una hija de la marquesa de Llanzol, María Sonsoles de Icaza, esposa del marqués Francisco Díez de Rivera. Carmen era el nombre de la niña, que llamaba la atención por sus ojos azules y el rubio intenso de su pelo. Esto al principio pareció que no iba a más, pero sí es verdad que fue la causa de que Carmen Polo presionara a Franco para que le apartara de su lado, y ahí acabara la carrera política del cuñado del dictador. En aquel momento nada había trascendido, hasta que pasados unos años, cuando la muchacha cumplió los diecisiete años, el secreto estalló en forma de tragedia griega. Fue en el momento en que la joven Carmen Díez de Rivera se presentó en la parroquia donde vivía para solicitar los papeles para casarse. Allí se enteró de que se había enamorado de su hermanastro, Ramón Serrano-Suñer y Polo, lo que le ocasionó un trauma del que nunca se repuso. Corría el año 1965 y encontró una salida airosa a su drama personal, como tantos otros en el mismo periodo, poniendo tierra y distancia por medio".
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