El cuidado arte de las citas

No es sencillo, por cierto, el arte de las citas, seas cuales sean. Tanto las literarias, como la espera entre personas o la lista de espera, requieren paciencia y humildad. Sobre todo si falla la otra parte, lo que produce «confusión y desconcierto » como ha ocurrido con la puesta en marcha del servicio de cita previa por el Insalud. «El primer día de su entrada en vigor -relata Azucena Criado en El País- el número de llamadas de teléfono osciló de unos centros a otros. 

Esto, unido a la escasez de personal para atender las llamadas, es el principal riesgo del programa de cita previa, según los coordinadores de varios centros visitados». La reforma, que el Insalud presentó como la panacea, está derivando hacia «el jaleo» como señalan diversas fuentes a El País. Lo que parece lógico si se tiene en cuenta que «las previsiones se han realizado contando con una línea de teléfono por cada 150 No es sencillo, por cierto, el arte de las citas, seas cuales sean. Tanto las literarias, como la espera entre personas o la lista de espera, requieren paciencia y humildad. Sobre todo si falla la otra parte, lo que produce «confusión y desconcierto » como ha ocurrido con la puesta en marcha del servicio de cita previa por el Insalud. «El primer día de su entrada en vigor -relata Azucena Criado en El País- el número de llamadas de teléfono osciló de unos centros a otros. Esto, unido a la escasez de personal para atender las llamadas, es el principal riesgo del programa de cita previa, según los coordinadores de varios centros visitados».

La reforma, que el Insalud presentó como la panacea, está derivando hacia «el jaleo» como señalan diversas fuentes a El País. Lo que parece lógico si se tiene en cuenta que «las previsiones se han realizado contando con una línea de teléfono por cada 150 llamadas». La sanidad, en general, ofrece un muestrario muy variado de «jaleos» y «faltar a las citas». Ejemplos: «Una mujer se ahogó en los baños del Hospital de Valencia» titula ABC en un recuento exhaustivo. Y sigue: «En el hospital de Sabadell se tienen que abrigar con periódicos». Y venga: «Detectan otro foco de hongos en cuatro quirófanos de León». Y dale: «Bilbao: amputan la pierna a un joven que se rompió el tobillo»

Julio Caro Baroja, el antropólogo vasco, cita a su tío, el gran Pío, en diversos medios informativos. «La investigación es una gimnasia con la que uno se hace su propias aclaraciones» afirma en ABC con motivo de su 75 cumpleaños. El escritor apuesta por la fantasía, a sus años y con su escepticismo de guipuzcoano . «Es una forma de evasión -dicey una manera de encontrar justificación transcendente a un mundo cansado, aburrido, con malos días y malos agüeros. Yo creo que es perjudicial desterrar la fantasía y lo que ésta tiene de poético para el hombre y para la mujer», tal como recoge Pedro Corral. Un hombre polémico, el padre Llanos, y una mujer que ya es Historia, Dolores Ibarruri, Pasionaria, mantuvieron citas regulares para hablar de la situación de España y de la lucha contra la injusticia, durante los últimos once años. Lo cuenta el propio José María Llanos en una entrevista firmada por Pedro Miguel Lamet en Diario 16. «Pasionaria, por su honradez está en el cielo» se titula el trabajo. «Era muy religiosa -revela- A través de su vida esa continua urgencia de qué el mundo estuviera mejor repartido la ha motivado siempre».

Llanos afirma que no intentó convertir a Dolores Ibarruri, que ella ya tenía una fe: luchar por la justicia pero relata aspectos sorprendentes de la vida de la dirigente comunista. «Ella defendió durante la guerra a las monjas reparadoras de la calle Fomento para que no incendiaran su convento. Las monjas le pidieron un cuadro de la Virgen, pues se habían quedado sin imágenes. Hace algunos años, Dolores y yo fuimos al convento porque las monjas querían devolverle él cuadro. Pero Dolores no lo aceptó». Otro testimonio, bien diverso esta vez, el de Santiago Carrillo, evoca otros aspectos insólitos de la vida de Pasionaria en Diario 16, tal como recoge Amparo G. de la Gama. «Cuando en 1956, el partido se pronunció por la reconciliación nacional Dolores le forzó (a Carrillo) a "hacer las paces con mi padre, con el que no me hablaba hacía tiempo. Siempre se preocupó del aspecto humano de los que la rodeaban"».

El fervor de Carrillo llega a tal extremo que inmortaliza a Dolores Ibarruri, con una cita ¿políticamente oportuna? del romancero, nada menos. «Si la muerte de Pasionaria sirviera para unir a la familia comunista, ganaría una batalla como el Cid, después de muerta». Pero al margen de la teoría, existen también las citas con la muerte. Una cita con la muerte o casi es, por ejemplo, denunciar a un nido de narcotraficantes desde la celda, donde te expones a que te saquen la piel a tiras. Es lo que le ha pasado a «Ricardo Portabales que sufrió lesiones de pronóstico reservado al ser agredido por varios reclusos en la celda que ocupa en el departamento de enfermería». Este «valiente» «denunció hace días, a través de las páginas del periódico El Correo Gallego, que su cabeza tenía "precio" como consecuencia de sus declaraciones sobre el narcotráfico en Galicia ante el juez Luciano Varela», tal como publica Marifé Moreno en El País.». La sanidad, en general, ofrece un muestrario muy variado de «jaleos» y «faltar a las citas». Ejemplos: «Una mujer se ahogó en los baños del Hospital de Valencia» titula ABC en un recuento exhaustivo. Y sigue: «En el hospital de Sabadell se tienen que abrigar con periódicos». Y venga: «Detectan otro foco de hongos en cuatro quirófanos de León». Y dale: «Bilbao: amputan la pierna a un joven que se rompió el tobillo»

Julio Caro Baroja, el antropólogo vasco, cita a su tío, el gran Pío, en diversos medios informativos. «La investigación es una gimnasia con la que uno se hace su propias aclaraciones» afirma en ABC con motivo de su 75 cumpleaños. El escritor apuesta por la fantasía, a sus años y con su escepticismo de guipuzcoano . «Es una forma de evasión -dicey una manera de encontrar justificación transcendente a un mundo cansado, aburrido, con malos días y malos agüeros. 

Yo creo que es perjudicial desterrar la fantasía y lo que ésta tiene de poético para el hombre y para la mujer», tal como recoge Pedro Corral. Un hombre polémico, el padre Llanos, y una mujer que ya es Historia, Dolores Ibarruri, Pasionaria, mantuvieron citas regulares para hablar de la situación de España y de la lucha contra la injusticia, durante los últimos once años. Lo cuenta el propio José María Llanos en una entrevista firmada por Pedro Miguel Lamet en Diario 16. «Pasionaria, por su honradez está en el cielo» se titula el trabajo. «Era muy religiosa -revela- A través de su vida esa continua urgencia de qué el mundo estuviera mejor repartido la ha motivado siempre». 

Llanos afirma que no intentó convertir a Dolores Ibarruri, que ella ya tenía una fe: luchar por la justicia pero relata aspectos sorprendentes de la vida de la dirigente comunista. «Ella defendió durante la guerra a las monjas reparadoras de la calle Fomento para que no incendiaran su convento. Las monjas le pidieron un cuadro de la Virgen, pues se habían quedado sin imágenes. 

Hace algunos años, Dolores y yo fuimos al convento porque las monjas querían devolverle él cuadro. Pero Dolores no lo aceptó». Otro testimonio, bien diverso esta vez, el de Santiago Carrillo, evoca otros aspectos insólitos de la vida de Pasionaria en Diario 16, tal como recoge Amparo G. de la Gama. «Cuando en 1956, el partido se pronunció por la reconciliación nacional Dolores le forzó (a Carrillo) a "hacer las paces con mi padre, con el que no me hablaba hacía tiempo. Siempre se preocupó del aspecto humano de los que la rodeaban"».

El fervor de Carrillo llega a tal extremo que inmortaliza a Dolores Ibarruri, con una cita ¿políticamente oportuna? del romancero, nada menos. «Si la muerte de Pasionaria sirviera para unir a la familia comunista, ganaría una batalla como el Cid, después de muerta». Pero al margen de la teoría, existen también las citas con la muerte. Una cita con la muerte o casi es, por ejemplo, denunciar a un nido de narcotraficantes desde la celda, donde te expones a que te saquen la piel a tiras. Es lo que le ha pasado a «Ricardo Portabales que sufrió lesiones de pronóstico reservado al ser agredido por varios reclusos en la celda que ocupa en el departamento de enfermería». Este «valiente» «denunció hace días, a través de las páginas del periódico El Correo Gallego, que su cabeza tenía "precio" como consecuencia de sus declaraciones sobre el narcotráfico en Galicia ante el juez Luciano Varela», tal como publica Marifé Moreno en El País.

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