Carmen Mestre una politicucha más
Carmen Mestre Vergara ha sido nombrada presidenta de la Cruz Roja española.
Con 47 años, esta economista de Bilbao, pequeña y menuda, conocida cariñosamente como «caperucita roja» por los grandes capitostes de la banca y las eléctricas, culmina así una trayectoria política que se remonta a su militancia en el Movimiento Socialista de Cataluña durante su etapa universitaria: Fundadora del Frente de Liberación de la Mujer en 1975, perteneció al Comité Ejecutivo del PSOE hasta el XXX Congreso. En 1.980 fue delegada federal de Mujer y Socialismo, siendo nombrada vicepresidenta de la Internacional Socialista de Mujeres en 1981.
A partir de entonces, y marcada por su profesión, fue nombrada directora general de Energía. Su experiencia en el mundo de la banca y la industria, fueron claves para llevar adelante una parte del programa socialista que ha finalizado con el parón nuclear.
Aquella experiencia adquirida en el Banco Urquijo y en el Banco de Financiación Industrial, su especialización en energía . dentro del Instituto Nacional de Industria y, posteriormente, en la Dirección de Control de Operaciones, no podían ser desaprovechadas por un partido como el socialista, falto de cuadros profesionales. El primer gobierno socialista la nombró directora general de Energía.
Bajo su control estaba todo el sector energético, un mundo tradicionalmente ligado a la banca. Además de la restructuración de este sector, en el programa del cambio había otras asignaturas pendientes.
La nacionalización de la red de alta tensión, la elaboración de un plan energético para corregir los desfases del primero aprobado por UCD y que propició la construcción de las nucleares, y el desmantelamiento del monopolio de Campsa, figuraban entre los objetivos. Formando un tandem perfecto con Martín Gallego, su segundo, Carmen Mestre, «caperucita roja», demostró una gestión eficaz.
Su plan energético preveía menores consumos de energía y confirmó los desfases al alza previstos por el anterior. Así paró la construcción de centrales nucleares, nacionalizó la red e "alta tensión e inició el intercambio de acciones.
Los cronistas económicos recuerdan a esta mujer pequeña y menuda, y un tanto repipi, frente a los grandes personajes de las eléctricas, «echándole narices», como apuntaba uno de ellos. «Uno se la imagina así, sola y mujer, frente a todos los hombres y personajes como Oriol, poniendo las cosas en su sitio y no puede por menos que reconocer su valentía».
Ahora pasa a ocupar la Cruz Roja, una institución cuya estructura fue desmilitarizada por el Gobierno socialista. Y no lo va a tener fácil. Durante esta etapa, el PSOE ha sido acusado de politizar esta institución, colocando en su estructura a sus hombres afines.
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