¿ De verdad para presumir hay que sufrir ?

Beyoncé Knowles apareció espectacular con su vestido línea sirena, de Emilio Pucci, en la gala del Costume Institute, en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. Pero era tan ajustado que su marido tuvo que ayudarla a subir las escaleras alfombradas de rojo. 

No hace falta ir tan lejos, ¡que levante la mano quien no haya pasado horas frente al espejo antes de una fiesta! El año pasado se realizaron más de 23 millones de tratamientos y operaciones estéticas en todo el mundo, según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética. De ellos, 20 millones correspondieron a mujeres, lo que representa un 87,2% del total. 

¿Es lógico sufrir para estar guapas? La actriz Ana Torrent reconoce que no mucho, pero que la mayoría aguantamos lo que sea por lucir estupendas en una ocasión especial. Úrsula Mascaró diseña tacones imposibles porque se los piden, pero ella calza habitualmente bailarinas. ¿Somos masoquistas o la presión social hace más mella en nosotras que en ellos?

Manolo Blahnik afirma que "subirse a unos tacones altos hace la vida más excitante". Y Marilyn Monroe repetía: "No sé quién inventó los tacones, pero las mujeres le debemos mucho".

Ana Torrent Resaltan un traje, incluso la forma de caminar. El 90% de las mujeres usamos alguna vez alturas excesivas, aunque suframos. Sin ir más lejos, para la sesión de fotos de este reportaje (risas).

Úrsula Mascaró Estás igual de guapa con un tacón de siete centímetros que con uno de 12. Hay que ponerse en forma, ir al gimnasio, cuidarse, desmaquillarse bien cada noche y aplicarse cremas… Aunque, claro, yo no necesito vender mi imagen como una modelo o una actriz.

Según la Asociación de Podología, el 87% de nosotras sufre de juanetes a consecuencia del uso de calzado inapropiado.

Ana Una amiga me ha confesado que más de una vez llega a casa con sangre y ampollas en los pies. ¡Eso sí es sufrir! Claro, va guapísima. Yo cada día aguanto menos los taconazos. Si tengo que ir a un evento, me hago la foto y me voy.

Úrsula Diseño zapatos con mucho tacón porque me los piden. Pero calzo bailarinas y, si me pongo tacones, los uso de cuatro centímetros menos de sufrimiento (risas). La altura perfecta para estar guapa, estilizada y no sufrir son siete centímetros.

¿Para quién nos arreglamos? Ana Queremos gustar a todos, hombres y mujeres. Como actriz, vendo glamour, belleza, sueños inalcanzables. Es difícil sustraerme al bombardeo sobre la imagen y la juventud, un valor en alza. Ahora, una cosa es depilarse, usar tacones, maquillarse e ir a la peluquería para sentirse bien y otra volverse loca. Observo que cada día hacemos más disparates.

Úrsula No es mi caso. Hace tiempo que tengo que operarme de varices (me salieron en el embarazo y mi hija pequeña tiene ya ocho años). No sé si es por miedo o comodidad, pero casi lo he descartado.

La última moda en estética se llama cirugía Cenicienta: infiltraciones de ácido hialurónico en las almohadillas de los pies para soportar la altura e incluso el acortamiento quirúrgico de algún dedo con el objetivo de que las sandalias queden más bonitas.

Ana Me parece absurdo llegar a esos extremos. Cuando compro algo intento que me siente bien,no pienso en pasar por un quirófano para adquirir algo determinado. ¿Por qué Beyoncé o Lady Gaga llevan estilismos disparatados? Buscan llamar la atención; si no, no serían ellas.

Úrsula Operarte los pies para sentirte bien dentro de unos zapatos revela un grave problema de inseguridad.

¿Qué me decís de los ‘peeling’ químicos para reducir las líneas de expresión? ¿Y de la depilación láser? En la era de la liberación femenina ¿somos más esclavas?

Ana Hay que cuidarse, pero tampoco es necesario hacérselo todo. Depilarse, ponerse mechas, teñirse..., eso está bien. Pero ¿en qué momento nos han convencido de que somos más guapas con mil retoques? Cada vez se escucha más la frase: "¡Qué bien se ha operado!". Es mejor llevar tu edad con naturalidad, aunque la realidad me dice lo contrario.

Úrsula Teñirse o depilarse no implica sufrir. Operarse el pecho es una intervención arriesgada, con anestesia general y una recuperación lenta. Hay que ser sensata con los cuidados de belleza; querer estar bien, acorde a tu edad, pero sin obsesionarte.

Nos empeñamos en entrar en tallas 34 o 36. Como escribía la escritora marroquí Fátima Mernissi, ¿‘la talla es el burka de la mujer occidental’?

Úrsula Enfermedades como la anorexia y la bulimia están a la orden del día, sobre todo en chicas jóvenes. Llámalo burka o paranoia. Yo mismo peso cinco kilos de más, según los cánones de la moda, y tengo problemas de talla en las tiendas, pero prefiero estar sana. Una cosa es cuidarte y otra empezar con operaciones que sabes cuándo comienzan pero nunca el momento en que acaban.

Ana Según ese canon, todas somos gorditas. Lo curioso es que lo imponen los hombres que detentan los negocios de moda.

A Katy Perry le encanta tunear sus uñas y otras famosas como Kesha pueden tirarse horas y horas cada vez que aparecen en público con sus pinturas de guerra. ¿Les ayuda a triunfar?

Ana La imagen es importante, para qué engañarnos. Esas cantantes se han convertido en un producto que vende. Estoy convencida de que ambas no son mujeres inseguras; otra cosa bien distinta sucede con las niñas que las imitan. La imagen que proyectan, la publicidad, la moda... Todo ejerce una presión brutal sobre las chicas, al menos hasta cierta edad.

Úrsula Pues a mí me parece que las grandes estrellas también son inseguras. Si me creo que resulto bellísima embutida en un traje con el que no puedo caminar, no estoy muy equilibrada.

La obsesión por el físico se refleja hasta en los juguetes.

Ana Por supuesto. De la muñeca normal se pasó a la Barbie, y cada vez las fabrican más delgadas y arregladas.

Úrsula Hay que hacerles entender a nuestros hijos que ese no es el mundo real, que la felicidad no tiene que ver con tu tamaño; de hecho, cada vez hay más marcas de tallas grandes.

¿Sufrir por mejorar el físico es algo exclusivamente femenino?

Úrsula Cada vez hay más hombres que tiran de esteroides; los musculitos pueden llegar a hacer mucho daño. Y no hablemos de las depilaciones; crece el número de chicos de grandes ciudades que se depilan todo el cuerpo. Y hasta se operan para ponerse gemelos de silicona.

Ana El mundo sigue siendo de los hombres; la mujer todavía quiere gustarles, a toda costa. Curiosamente, se desarrolla lo natural en temas de alimentación, pero vamos hacia lo sofisticado en belleza y moda.

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