Control antidopaje para buzos
Teo Cabanes había recibido instrucciones muy precisas. Al acabar la prueba -el XII Master Ciutat de Palma de Pesca Submarina, celebrado este 22 de enero- debía presentarse sin aviso en el club náutico de Calanova (Baleares) y someter a un control antidopaje por sorpresa a cinco de los 19 participantes. El médico había hecho pruebas similares a ciclistas, tenistas, futbolistas... pero nunca a buzos.
Los deportistas, recién salidos de la balsa y aún con el traje de agua, aguardaban las instrucciones del especialista en la sala habilitada para la obtención de orina. El doctor Cabanes comenzó entonces a recitar el protocolo oficial sin pensar bien en lo que decía.
-Primero, lávense las manos.
-¿Está de broma? -preguntaron los buzos-. ¿No sé da cuenta de que acabamos de salir del agua y llevamos ocho horas en remojo?
Teo Cabanes atesora mil anécdotas similares. Como la del día que tuvo que presentarse al alba en la casa de Carlos Moyà por encargo de la Federación Ciclista Internacional y se marchó con las manos vacías porque le habían preparado una bolsa no homologada, lo que invalidaba la prueba. O cuando lo enviaron a auscultar la orina de la plantilla del F.C. Barcelona y tuvo que recoger una muestra al jugador Deco, quien, recién acabado el partido, pretendía fumar en la sala médica. «Con fiebre, tomando antibióticos, asmático -tenía por ello autorización para usar ventolín-, y queriendo fumar. Me quedé... Los genios son así», dice.
Responsable del servicio de Medicina Deportiva del Consell de Mallorca, Cabanes, de 60 años, compagina este puesto con el de agente acreditado de control de dopaje. Es lo que en la terminología deportiva se denomina un vampiro. En 35 años que lleva desempeñando esta labor ha debido de realizar más de 1.500 controles. Un 30% de ellos, aproximadamente, sin anuncio previo. La mayoría de estas pruebas sorpresa las hace abordando a los deportistas en sus lugares de entrenamiento. Pocas veces acude a sus domicilios, como le ha sucedido a Nadal.
El pasado sábado 11, en medio de las polémicas burlas de los guiñoles franceses sobre la limpieza del deporte español, al tenista lo visitaban dos agentes antidopaje. «¡8.30 de mañana! Acabo de pasar un control antidoping sorpresa. Era de esperar después de todo, pero me alegro de que sea así», escribió Nadal en Twitter.
El término vampiro se acuñó en el Tour de 1997, el primero en el que se examinó la sangre de los ciclistas. La denominación venía como anillo al dedo a quienes se presentaban de madrugada en las habitaciones de los corredores en busca de sus venas. A Teo Cabanes el apelativo no le ofende. Se lo toma con humor. «No me molesta lo más mínimo. Lo tengo asumido de siempre y, además, antes de hacerme yo vampiro, los he sufrido. Cuando estaba con la selección [durante un tiempo fue médico del equipo nacional de ciclismo] me los hacían a mí. Te venía un tío en traje al hotel a las cuatro de la mañana, abrías la puerta y, dormido, escuchabas que en media hora tenías que tener a los ciclistas listos», dice. Como el resto de agentes, cobra 85 euros por un control sorpresa y entre 120 y 150 por las pruebas antidoping a varios deportistas y en competición.
Según los datos de la Agencia Española Antidopaje, en nuestro país hay 307 agentes de control acreditados. En 2009, los dos laboratorios habilitados en España para analizar las muestras -en Madrid y Barcelona- realizaron 11.200 controles, sumando los hechos en competición y los sorpresa. De ellos, un 1,12% dieron positivo. A nivel global, las cifras de la Agencia Mundial Antidopaje son similares: 277.928 exámenes en 2009, un 1,11% positivos. El deporte español, además, está apunto de dar un paso adelante en la lucha contra el dopaje con una nueva ley que pondrá las cosas más difíciles a los tramposos.
Ningún agente español tocó la puerta de Nadal. Al de Manacor, quien pasa dos o tres controles al mes, lo visitaron de la Federación Internacional de Ciclismo, el organismo que se encarga de vigilar que juega limpio. Tampoco Alberto Contador, Alejandro Valverde ni el resto de figuras del ciclismo suelen recibir visitas sorpresa de agentes españoles. «Estos profesionales están sometidos a controles muy exhaustivos por parte de la UCI... Por eso nosotros nos centramos más en otras categorías, como los sub-23, el ciclocross...», explica Cesáreo López, presidente de la Comisión de la Salud y Prevención del Dopaje de la Federación Española de Ciclismo.
Cesáreo dirige y planifica todas los pruebas antidoping que se hacen a los ciclistas en España. Cada federación elabora anualmente su calendario de controles, un plan que debe aprobar el Consejo Superior de Deportes. En el caso del ciclismo, en 2011, se hicieron 1.068 pruebas (11 positivos), 82 de ellas por sorpresa. El año que viene, Cesáreo quiere ampliar el número de controles imprevistos a 400. «Las pruebas sorpresa son muy importantes porque son disuasorias. Sirven para que el deportista sepa que en cualquier momento se les puede examinar», explica el médico, acreditado para hacer controles antidopaje desde hace casi tres décadas. En la actualidad se encarga personalmente de casi todas las extracciones de sangre a ciclistas.
-¿Cómo lo reciben los ciclistas cuando toca la puerta de su casa?
-En el caso de los ciclistas vamos a su casa porque no queda otra. A los atletas, tenistas o futbolistas les puedes hacer la prueba en el entrenamiento, pero ¿dónde entrena el ciclista? En la carretera. Por eso vamos a su casa. Nunca he vivido una situación violenta. A la mayoría los conozco desde que comenzaron, así que nos saludamos, charlamos e incluso tomamos algo.
-Les llaman vampiros...
-No somos vampiros. Es un término acuñado hace 15 años o más cuando se decía: "Que vienen los vampiros, que vienen...". Pero ahora sólo lo usa la prensa, no se escucha en el mundo del ciclismo.
Tres días después de la vampiresca visita a Nadal, la UCI tocaba la puerta del australiano Cadel Evans, ganador del último Tour. Era el 14 de febrero, día de su cumpleaños. «Gracias por los buenos deseos», escribió Evans en Twitter, «un ciclista profesional empieza con un control a las seis de la mañana... Ellos fueron muy educados». Y es mundialmente conocida la anécdota protagonizada por la tenista Serena Willians quien, en noviembre pasado, llamaba al 911 a las seis de la mañana desde su habitación del pánico para denunciar que un ladrón merodeaba por su domicilio. El intruso era un agente antidopaje.
Todos los deportistas de élite tienen que informar trimestralmente de todos sus movimientos. Lo hacen rellenando un formulario por internet. Así, los agentes sólo tienen que consultarlo para saber dónde está el deportista en cada momento. En España están prohibidos los controles sorpresa entre las 23.00 y las 08.00 horas y el deportista tiene derecho a señalar la hora en la que le vendría mejor pasar la prueba. La mayoría, como Nadal, se decanta por la franja de 8.00 a 09.00, para que no lo despierten ni interrumpan su entrenamiento. De ahí las visitas intempestivas de los vampiros.
No estar en el sitio indicado en el formulario conlleva abultadas multas. Que se lo digan al Barça al que le cayeron 30.000 euros en septiembre de 2010 cuando los de la UEFA se presentaron en el entrenamiento de la Ciudad Deportiva y encontraron el campo vacío. Guardiola le había dado el día libre a la plantilla.
«¿Vampiros? No me importan. Lo tengo asumido», dice Teo Cabanes, quien aún no sabe a quién tendrá que dar el próximo mordisco.
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