La ruta jacobea
A través de 184 piezas cedidas por museos de diez países realiza un recorrido por la historia de las peregrinaciones desde que se descubriese la tumba del apóstol Santiago en los alrededores de la capital gallega. La muestra ha sido concebida por sus organizadores como un medio de comunicación. El recorrido por las diez salas temáticas en que se divide esta tercera fase del proyecto cultural «Galicia no tempo» iniciado hace ahora un año, busca propiciar el encuentro del visitante iniciado en el universo de la ruta jacobea con piezas conocidas y muchas veces vistas en los libros de arte. Se trata de un encuentro «entre viejos amigos» según palabras del propio comisario de la exposición, Serafín Moralejo.
La selección final es una muestra de las obras que llegaron hasta nuestros días materializadas en códices, documentos, tallas y pinturas o simples objetos de uso cotidiano que fueron compañía y memoria de un camino que tuvo ramificaciones por toda Europa. El aspecto dinámico de esta iniciativa cultura ha querido reflejarse incluso en su anagrama. La idea de la peregrinación se sugiere con unos pies llagados de peregrinos detalle de un relieve del claustro de Silos que narra el encuentro de los discípulos de Emaús con Cristo.
La exposición se ordena en diez secciones en las que las piezas tienen un significado especial al servicio del mensaje genérico. Su ubicación fue decidida tras un cuidadoso examen. Por este motivo más de una pieza fue cambiada del lugar que inicialmente se le había asignado al «descubrírsete otras afinidades electivas» y otras posibilidades de interpretación.
La muestra se abre con una serie de documentos y códices que fueron fundamentando la construcción de la ruta Xacobea y de la misma catedral de Santiago. Entre las joyas de estas primeras salas está la cédula concedida por los Reyes Católicos en 1499 por la que se permitía la construcción del Hospital Real de Santiago, conocido hoy como el Hostal de los Reyes Católicos. A su lado está la versión más antigua que se conoce de la llamada Concordia de Antealtares, en la que se narra el hallazgo del Santo Sepulcro en el siglo IX y recoge incluso las dimensiones que habría de tener la catedral que hoy conocemos.
Se trata de un traslado notarial que se expone por primera vez al público y que fue recientemente adquirido por el Archivo Histórico Universitario de Santiago. Otra de las joyas de valor incalculable que se podrán contemplar en el Monasterio de San Martiño es el Códice Calixtino, una compilación anónima que reúne textos referentes al apóstol, misas, milagros y una guía del peregrino, auténtico libro de viajes de la época. La música y la lengua del camino tendrán también su representación. La sala 9 recoge la lírica, las canciones y el drama de las peregrinaciones. Especial importancia tienen las Cantigas de Santa María del Rey Alfonso X, un escrito del siglo XIII en lengua gallega ilustrado con más de 1.200 miniaturas y que constituye una de las obras maestras de la miniatura gótica europea.
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