Golpe mortal a la Flota del Pacífico
Debía ser el Waterloo de la guerra del Pacífico. La destrucción de la flota del Pacífico de EEUU en Pearl Harbor estaba destinado a ser el golpe de gracia de una guerra que, según los militares nipones, no debía durar más de un año. Aún se negociaba en Washington cuando la flota combinada de ataque dirigida por el almirante Nagumo zarpó de la bahía de Hitokappu, en las islas Kuriles, con destino a Pearl Harbor el 26 de noviembre. Seis portaviones, encabezados por el buque insignia de Nagumo -el «Akagi», dos acorazados, dos cruceros pesados, nueve destructores, una docena de otros buques de suministro y más de 400 aviones embarcados componían el puño de hierro diseñado por el almirante Isoruku Yamamoto para abatirse sobre la principal base de EEUU. Mitsuo Fuchida, el nieto de un samurai, era el hombre clave del ataque.
Fuchida fue el encargado de entrenar a los pilotos nipones en la bahía de Kagoshima, muy parecida a Pearl Harbor, y debía dirigirlos en el ataque. A las 5.50 horas del 7 de diciembre, la flota de Nagumo llegó al punto marcado para el despegue. 50 minutos antes, Fuchida se había levantado. Se puso ropa interior roja para que si resultaba herido sus hombres no se distrajeran pensando en sus heridas, explicó más tarde. A las 6.15 horas, en medio de un mar picado, los 183 aviones de la primera oleada de ataque despegaron. Su formación fue descubierta por los operadores de un radar situado en Opana, en la costa norte de Oahu, pero sus jefes confundieron los aviones con un grupo de B17 que debían venir de California a reforzar la guarnición.
Los signos de un ataque inminente aumentaban, pero nadie en Pearl Habor fue capaz de darse cuenta de lo que ocurría. A las 6.30 el destructor «Ward» descubrió un submarino intentando forzar las redes de protección de Pearl Harbor. El «Ward» abrió fuego y lanzó sus cargas de profundidad, pero el submarino se sumergió. En ese momento, los aviones de Fuchida se abatieron sobre los buques surtos en la rada de Pearl Harbor. La base se convirtió en un infierno. Los grandes acorazados norteamericanos fueron alcanzados por las bombas y torpedos japoneses. Las defensas de la Pearl Harbor fueron barridas. Los aviones, correctamente aparcados en sus pistas, destruidos sin apenas despegar. El primer ataque sólo duró media hora. Enseguida, la segunda formación japonesa hizo acto de presencia repitiendo el ataque y golpeando los aeródromos de Kaneohe, Hickam Field y Wheeler Field. En pocos minutos, 18 de los principales buques de superficie norteamericanos se hundieron o fueron destruidos, 188 aviones fueron destrozados en tierra, 2.433 hombres perecieron y 1.178 resultaron heridos.
Los japoneses -que calculaban la destrucción de un tercio de su fuerza de ataque perdieron 29 aviones, 55 pilotos y nueve marineros que iban a bordo de cinco minisubmarinos encargados de minar el puerto: Cuando Fuchida volvió al «Akagi» pidió de inmediato lanzar un nuevo ataque para destruir los buques que aún flotaban y arrasar la totalidad de las instalaciones, pero Nagumo se opuso. Si el jefe de la flota combinada le hubiese hecho caso, los bombarcleros nipones podrían haber dado cuenta de los portaviones «Lexington» y «Enterprise» que en ese momento volvían a Pearl Harbor y haber asestado así un golpe mortal a la Flota del Pacífico.
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