Autobuses alternativos a la huelga del metro

«Sí, tenemos todo preparado para poner en marcha el servicio alternativo de autobuses si la huelga de Metro se convierte en indefinida», precisaba ayer un portavoz de la Consejería de Transportes e Infraestructuras. La idea es que los vehículos palíen, en la medida de lo posible, las molestias por la falta de suburbano.

El Consorcio de Transportes se ha movido rápido para contactar con las principales empresas del sector en la región, hasta ocho, (Grupo Samar, Alsa, Ruiz, Esfera...) para tener a su disposición una flota de autobuses para cuando sea necesario.

«Hay 250 autobuses comprometidos para cuando la Comunidad diga», precisa Antonio Relanzón, director comercial del Grupo Samar. Los vehículos saldrían de todas las empresas, de su servicio discrecional. Es decir, del que a diario traslada a escolares, por ejemplo. Samar engloba a otras empresas del sector como Esteban Rivas.


«Nos hemos repartido diferentes líneas de coordinación [las empresas] y estamos listos a actuar desde mañana -por hoy-». Según precisa, la idea es poner en las calles un servicio similar al de las líneas nocturnas de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT). En la actualidad, la entidad madrileña tiene 24 líneas que operan cuando se va el sol. «No llegaríamos a tanto. Está previsto que se limiten a 12. La frecuencia de parada de los vehículos sería de entre cinco y seis minutos.», precisa. La idea es que los autobuses conecten los principales puntos de la capital. Es decir, que los vehículos no reproducirían el recorrido exacto de las líneas del suburbano.

Cada coche le costaría a la Comunidad 1.200 euros más IVA al día, asegura. Es decir, 1.812 euros.

Eso sí, en la renta del autobús también está incluido el conductor. «Hay que poner un doble turno, ya que, según el plan, habría que dar servicio de las 6.00 a la 1.30 horas. Por lo tanto, sería necesario que trabajasen 500 personas», asegura el director comercial de Samar.

Desde la Consejería de Transportes eludieron pronunciarse sobre el plan, ya que «no queremos dar pistas por si el servicio se pone en marcha», aseguró un portavoz.

Uno de los problemas que se ha puesto sobre la mesa es el del colapso de tráfico, ya que cada autobús tiene una longitud de 12 metros y se incorporarían 250 a la ciudad. El otro, es el de los piquetes. A nadie se le escapa que si, definitivamente, se pone en marcha el servicio puede haber problemas con los trabajadores. Por lo tanto, nadie descarta que los autobuses puedan actuar bajo protección policial.

El lunes los trabajadores deciden si vuelven a no cumplir los servicios mínimos. Veremos qué pasa.

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