Frozen es la película más taquillera de la historia
Es la película de animación más taquillera de la historia del cine. Y la quinta del listado general, sólo por detrás de Avatar, Titanic, Los Vengadores y la segunda entrega de Harry Potter.
En datos económicos: más de 1.500 millones de euros de recaudación mundial.
¿Otra pista? En la edición del año pasado de los Oscars se hizo con dos estatuas, la de la mejor cinta de animación y la de la mejor canción (Let it go, interpretada por Idina Menzel).
Sus protagonistas son Elsa, una princesa reconvertida en reina; su hermana, Anna, princesa a secas, y Olaf, un coqueto muñeco de nieve con una capacidad de escándalo para desmontarse a cada rato.
Todos viven en un eterno invierno —por obra y gracia del típico maleficio— en Arendelle, el Reino del Hielo. Si a estas alturas no ha adivinado el nombre de la película, Frozen, está claro que no tiene críos en casa.
Si es que sí, sabrá también que la siguiente parada le lleva hasta Disneyland París, donde todos sus personajes cobran vida propia este verano. Es la principal novedad del parque temático, que recrea a conciencia el gélido Arendelle donde batallan Elsa, Anna y compañía.
El boom internacional de Frozen ha sido tal que sesudas publicaciones como New Yorker han analizado de forma sociológica el fenómeno que provocó, en 2014, que Elsa fuera uno de los nombres de recién nacidas que más se puso en Reino Unido, por ejemplo.
Y avisamos de que ya está cociéndose la segunda parte de la película.
El Arendelle parisino se localiza en la zona de Frontierland del parque Disneyland, uno de los dos en los que está dividido el complejo, y que reúne a los principales personajes y atracciones de la factoría. El otro se llama Walt Disney Studios y descubre, entre bastidores, los secretos del cine y la televisión.
Luego estaría el área de ocio, compras y restaurantes (Disney Village), un campo de golf de 27 hoyos, siete hoteles temáticos, 55 restaurantes especializados, un globo aerostático para disfrutar desde arriba de los paisajes del parque, unos multicines con 15 salas más otra panorámica de Imax... En resumen, una ciudad en toda regla, con Ayuntamiento incluido, en el mismo centro de Disneyland.
Volvemos al Universo Frozen y al reino de Arendelle, donde varias veces al día (consultar la programación) los lugareños se preparan para celebrar un multitudinario festival al más puro estilo nórdico.
Concurso de cantantes
Es más, los responsables de la película se inspiraron en la ciudad de Arendal y en el fiordo de Nærøy, ambos en Noruega, para ambientar la trama.
Su traducción en modo Disney se ha levantado en el teatro del Chaparral, en Frontierland, donde la nieve lo cubre todo: casas, calles, plazas, árboles, riachulos, animales...
De allí emergen los personajes de Frozen, protagonistas de un espectáculo musical con cuidadas coreografías y un karaoke en el que el público participa a través de gigantescas pantallas con subtítulos de las canciones de la película en varios idiomas, incluido el español.
De vez en cuando, además, se cuelan por las teles las caras tuneadas de los entusiasmados —o mejor, entusiasmadas— asistentes.
Y es que la mayoría de las niñas ha pasado antes por una sesión de maquillaje en versión Frozen. Los estilistas, presentes también en Frontierland, dan a elegir: "¿Quién quieres ser Anna o Elsa?".
Esta última, de momento, gana fans. Buena parte de las seguidoras llevan, además, el vestido de una de ellas (ver imagen de la carroza), adquirible en las tiendas de souvenirs del parque. El colofón lo pone la popular canción Let it go. No hay ni un chaval —y muy pocos padres...— que no se la sepan.
Por si fuera poco, en la página web de Disneyland París se puede participar en un concurso de karaoke con las canciones de Frozen subiendo el vídeo de sus mejores hazañas, micrófono en mano. El nivel está curioso...
Una vez fuera del teatro, al lado del Cottonwood Creek Ranch, aguarda un mercadillo callejero calcado al de la película. En él, se pueden comprar muñecos, abalorios artesanales, recuerdos de la cinta...
Una vez fuera del teatro, al lado del Cottonwood Creek Ranch, aguarda un mercadillo callejero calcado al de la película. En él, se pueden comprar muñecos, abalorios artesanales, recuerdos de la cinta...
Uno también puede entretenerse con los juegos tradicionales de la época en la que está ambientada Frozen: la primera mitad del siglo XIX. Léase cubiletes, antiguos juguetes de madera o un sucedáneo de la petanca.
Hasta espectáculos de magia y trileros de los de toda la vida amenizan la sesión. No falta un apartado gastronómico con helados, gominolas, cócteles teñidos de un azul galáctico y cupcakes con las caras de Olaf, Elsa o Sven, el reno con alma de labrador que todavía no habíamos citado.
Las dos hermanas y su muñeco de nieve también aparecen en carne y hueso subidas a una carroza congelada tirada por caballos en la cabalgata Disney Magic on Parade que recorre el parque.
Además, se puede ver al trío alrededor del Castillo de la Bella Durmiente, donde suelen hacer parada y posta varias veces al día para marcarse un selfie con sus adeptos.
Y si alguien se queda con ganas de más Frozen, el espectáculo audiovisual nocturno Disney Dreams! en torno también al castillo, incorpora este verano los números musicales más famosos del filme.
De ahí que Olaf entone su canción en honor al estío, Anna y el príncipe Hans interpreten y bailen La puerta hacia el amor y Elsa acabe a lo grande con el exitazo Let it go. Luego toca dejarse impresionar por unos fuegos artificiales espectaculares, dignos sólo de un mundo como este de Disney.
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