La Tanorexia
La moda de tomar baños de sol se remonta sólo a mediados del
siglo pasado.
Hasta entonces, la piel blanca era señal de distinción y sólo los
obreros que trabajaban en el campo mostraban los efectos del astro en su piel.
Los tiempos cambian y lucir un 'bonito' bronceado está más de moda que nunca.
Hasta el punto que hay personas que no pueden refrenar su deseo por ennegrecer
su piel ni sopesar los dañinos efectos.
Los tanoréxicos, enfermos de helomanía
o que padecen el 'Síndrome del Lagarto' representan el 0,3% de la población de
Valladolid.
El término tanorexia surgió en el año 2003, cuando dos
investigadores ingleses localizaron a través de una encuesta a varios bañistas
de las playas de Estados Unidos que demostraban una obsesión por el bronceado,
semejante a la de los adictos por su objeto de adicción.
«Se trata de una
dependencia de tipo psíquico para satisfacer las aspiraciones estéticas de la
personas, pero también tiene una parte física», explica el doctor y director
Técnico del Centro de Rehabilitación de Adicciones Sociales (CETRAS).
Desde el punto de vista físico, el placer que se experimenta
con la exposición al sol activa receptores opiáceos -a través de las
endorfinas-, que si se bloquean pueden dar lugar a un síndrome de abstinencia.
Las personas que padecen tanorexia presentan una disfunción
muy parecida a la de las anoréxicas. «Ven su piel clara por muy morenas que
estén y para broncearse son capaces de poner su vida en peligro», asegura
Bombín.
Lupe, una vallisoletana de 39 años de edad, sufre tanorexia
desde hace años, aunque ella asegura que «son cosas» de su psiquiatra...«A mí,
lo que me pasa es que me dan mucho asco las personas blancas», exclama ajena a
un problema que arrastra desde su nacimiento.
Y es que su padre, lo primero que espetó al ver a Lupe
recién nacida fue: «A esta niña sacarla a la calle todos los día para que le dé
el sol. A mí tan blanca no me gusta». Pues dicho y hecho, Lupe toma el sol casi
a diario.
Las consecuencias para la piel parecen no importarle.
Mientras muestra su escote repleto de grandes lunares provocados por el sol,
dice: «A mí me da igual arrugarme. Me opero para estirarme y ya está», cuenta
como el que habla de ir al dentista y añade: «Ya sé que puede provocar cáncer
de piel, pero de algo hay que morir».
Lupe asegura que a la sociedad le gusta las mujeres
bronceadas y que sentirse guapa «es lo primero». Precisamente, esta adicción se
enmarca dentro de las denominadas 'de culto al cuerpo' y guarda gran semejanza
con la anorexia y la vigorexia.
«Los tanoréxicos no están satisfechos con su propio cuerpo y
sufren baja autoestima. Estar a la moda y que los demás les acepten, para ellos
es muy importante», admite el doctor.
La delgadez y una piel bronceada, en este momento histórico
son parámetros anhelados por el común de la población. «Para sufrir tanorexia
no hace falta que una persona tome el sol todos los días.
El problema comienza
cuando al sentirse un poco blancas en su cabeza salta una alarma, que no funciona
igual para protegerse del cáncer», se lamenta.
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