En Creta también hay puestas de sol
En el hotel Blue Palace de la isla de Creta, en Grecia, el color azul y la quietud que irradia es dominante, por algo lo lleva grabado en su nombre. La paleta cromática empieza a reducirse a ese tono al despertar, descorrer las cortinas y contemplar el azul del Mar Egeo. Más cerca y tangible está la infinity pool que se fusiona con el mar y el horizonte (azul, como no) y con la que cuentan 142 de las 251 habitaciones del hotel. Suena idílico, y lo es.
Por sus villas privadas han pasado varias celebrities. ¿Una de las últimas? La cantante Lady Gaga que pagó 8.000 euros por cada noche que se hospedó en la Royal Blue Villa de 290 metros cuadrados con una piscina climatizada de otros 35 metros cuadrados.
Para acortar distancias, el hotel cuenta con un funicular que hace parada en los distintos niveles del resort para que bajar a la playa privada del hotel (es de piedras, pero está bien acondicionada) no sea un sacrificio. Si el paseo en funicular le deja exhausto, el Blue Palace cuenta con cinco restaurantes. El Blue Door, una típica taberna griega, es muy recomendable para probar la cocina local. No se lleve a error, porque aquí las comidas no acaban con un arrojo de platos contra el suelo, sino con un chupito de rakí, el destilado por excelencia en Creta.
Imprescindible probar alguno de sus tratamientos en The Elounda Spa &Talasoterapia y aprovechar los días de descanso para dar un paseo en catamarán -con champán a bordo- alrededor de la isla de Spinalonga.
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