Los franceses hartos del velo

Leila, Fátima y Samira ponen cara de pocos amigos. Corren por los patios del colegio Gabriel-Havez, en los alrededores de París, con las cámaras de televisión y los fotógrafos detrás. Sus compañeros de clase ríen divertidos, conscientes de que todo el país está pendiente del colegio. El 3 de octubre, circulaba la noticia que hoy es portada en todos los periódicos y revistas franceses: el director del centro impedía la entrada a clase a las tres jóvenes musulmanas por llevar el «chador», el velo musulmán, sobre sus cabezas. Desde entonces, las tres muchachas han fortalecido su actitud, respaldadas por su padre, quien a su vez se apoyó en un anónimo «consejero islámico».

La aparición de este misterioso consejero, cuya identidad nunca ha querido revelar el padre de las protagonistas, ha hecho flotar en el aire teorías sobre una posible actuación de los integristas proiraníes desde la sombra. Pero el centro de debate nacional se sitúa en la defensa del laicismo por parte de las fuerzas políticas francesas. Decir «república» equivale a decir «laicismo» y tanto las fuerzas de la izquierda como las de la derecha se ponen de acuerdo a la hora de defenderlo: no al proselitismo religioso en los colegios, no a las manifestaciones externas de identidad religiosa en los centros públicos franceses.

Sin embargo, Danielle Mitterrand, primera dama del país, ya ha dejado bien claro su deseo de que las alumnas musulmanas de Creil puedan sentarse en sus pupitres con sus velos en la cabeza. Pero no todo es tan sencillo. La guerra de los fulares ha dado lugar en los últimos días a muy distintas interpretaciones. Incluso en el seno de los socialistas franceses se perfilan muy diversas posturas sobre el tema. El miércoles, el ministro de Educación, Lionel Jospin, tuvo que tomar cartas en el asunto y, aunque sin llegar a ser tajante en sus conclusiones, señaló en la Asamblea Nacional que los pañuelos islámicos tendrán sitio en las aulas públicas «cuando haya fracasado el diálogo con los alumnos y sus padres para convencerles de que renuncien a este tipo de manifestaciones».

Lionel Jospin zanjaba así las dudas sobre la postura del Gobierno: mejor sin fulares, pero nunca se expulsará a un alumno por llevarlo. Su colega Pierre Joxe, ministro del Interior, le apoyó sin reparos. Mientras, dos diputados socialistas llegaban a la Asamblea con sendos «chador» en sus cabezas para protestar contra su uso en los centros públicos. Para el Gobierno francés, aseguraba Jospin en «Le nouvel observateur», la escolarización de los niños es prioritaria. Recordó en el transcurso de la entrevista que la separación de Iglesia y Estado fue uno de los elementos fundadores de la república moderna.

Además, el ministro de Educación se mostró convencido de que la escuela pública ayuda a las jóvenes musulmanas a salir del aislamiento que sufren en sus casas: Fátima y Leila han confesado que nunca van al cine o a un café, que no pisan una piscina y que van de casa al colegio y del colegio a casa. Son los preceptos y las costumbres islámicas y los musulmanes las defienden sin asomo de duda: «Vivimos en Francia, acéptennos como somos», rogaba la pasada semana Mohamed Saidari, padre de dos de las alumnas expulsadas de Creil. Y añadía: «Pero ¿hay en los textos legales franceses alguna frase que prohíba vestir el velo en clase?». «Acéptennos como somos».

La cuestión de las costumbres religiosas no se refiere solo a este asunto de Creil; todavía no se han apagado los ecos del procesamiento de una joven de Malawi que amputó a su hija los órganos sexuales. Esta costumbre de castrar a las pequeñas es moneda corriente en muchos pueblos africanos pero la justicia francesa no dudó en echarse sobre ella. Fátima, Leila y Samira no están solas. Otros ióvenes musulmanes se han solidarizado con ellas. Souan Flijan, una tunecina de 18 años, vio cómo se le negaba la entrada a su liceo, en Marsella, por llevar el pañuelo que ordena el Corán: «El Corán es claro, la mujer musulmana tiene que llevar velo. Dios es lo primero».

En Avignon, ocho muchachas, entre ellas dos españolas, se colocaron el pañuelo en la cabeza para protestar contra la expulsión, por el mismo motivo, de una amiga. Por su parte, el director del colegio de Creil, Ernest Cheniére, católico y masón, de derechas, ha arremetido contra la postura del Gobierno francés: «Esto es una irresponsabilidad; si he entendido bien, cuando terminen las vacaciones de Todos los Santos, tendremos que aceptar la entrada de las tres musulmanas, aunque se opongan a nuestros argumentos laicos». Jacques Vérges, uno de los más célebres abogados franceses, defenderá los intereses de las tres musulmanas de la «guerra de los pañuelos». Vérges acusa al director del colegio de malos tratos y ha declarado: «La batalla de la opinión pública está ganada. Vamos a ver si el director acoge o no a las tres alumnas con sus velos».

Y detrás de todo el maremagnum de declaraciones y ataques mutuos, las palabras de Le Pen sonaron el jueves, con su estilo habitual, en el rotativo «Le Figaro»: «El "chador" es una provocación y no se puede aceptar; es el comienzo de una guerra religiosa en nuestro país». Mientras, el ayatola Rouhani, jefe espiritual de la comunidad chiíta en Europa, pedía a los medios de comunicación que «minimicen el asunto de los velos», los sondeos ya han hecho su aparición: según el realizado por la revista católica «La Vida», el 53% de los encuestador se mostraba contrario al uso del velo en la escuela pública y el 34% lo veía como normal. De entre los partidos políticos, sólo los comunistas están totalmente a favor (57%) y los socialistas, más o menos en contra (48%). ¿Son incompatibles los velos en las aulas con la neutralidad que exige el laicismo? Los sentimientos religiosos, ¿han de vivirse únicamente de forma privada?

Dos preguntas que se repiten estos días de forma incesante y que, sin embargo, no parecen tener una respuesta tan evidente como en un principio se había pensado. En cualquier caso, el Gobierno francés tiene ante sí un nuevo reto: adaptar el laicismo a nuestros días.

Comentarios

  1. De los mejores blog que he visto, lo suelo visitar con frecuencia
    Sigue asi!!!

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